LILIANA HERNÁNDEZ
FOTO: CORTESÍA
Hay muchos tipos de accidentes a los que estamos expuestos a diario, ya sea andando en la calle o inclusive en el interior de nuestra casa, ninguno de nosotros estamos expuestos de tener algún accidente.
Pero, es importante señalar que hay de accidentes a accidentes, desde algunos más graves, hasta de los más cotidianos, aquellos que pueden ir desde cortarnos, algún raspón o quemadura leve, accidentes pequeños que muchas veces podemos curar en casa sin ningún problema.
Así que en primer lugar, si nos encontramos ante una situación imprevista, lo primero que debemos hacer es mantener la calma y valorar si nuestras heridas requieren o no atención médica.
Pero para los casos en los que no sea necesaria, es importante que identifiques qué tipo de herida tienes y sigas estas recomendaciones que Leukoplast, una marca de Essity, líder en el tratamiento y curación de heridas, tiene para ti.
Cortes y rasguños
Estas heridas se producen en el momento en que la piel sufre una pequeña rozadura o apertura leve de forma lineal. Pueden ser producidas por objetos afilados o punzocortantes, también pueden ser causadas por caídas o mordeduras y piquetes de animales.
Cuando el corte (también conocido como abrasión) es pequeño y presenta un sangrado leve, este puede ser fácilmente tratado en casa de la siguiente manera:
Deja sangrar un poco la herida, lávela con agua y después sécala con una gasa, al terminar, coloca un cura Leukoplast para cubrir la herida. Ahora, si se trata de una herida posquirúrgica, te recomendamos los apósitos Leukomed de Leukoplast, diseñados para proteger heridas posquirúrgicas, que garantizarán que tu herida esté protegida.
Raspones
Los raspones también son heridas en la piel que surgen a partir de frotar o friccionar el tejido con una superficie. Regularmente surgen después de caídas o golpes, y a diferencia de los cortes, los rasguños no producen cortes abiertos en la piel.
Tratar los raspones es muy similar a la forma de hacerlo con los cortes y rasguños. Para ello, procura tener las manos limpias y lavar con agua y jabón la zona afectada para quitar toda la suciedad de la herida. Al terminar, cubre la herida con un apósito o con una tira adhesiva.
Para proteger de manera correcta tu herida, te sugerimos usar las curas de Leukoplast porque se adhieren fuertemente a la piel, cubriéndola de cualquier tipo de agente externo, son resistentes al agua y la zona en donde las coloques no perderá movilidad para que sigas con tus actividades cotidianas.
Ampollas
Tu piel no sólo puede recibir daño mediante caídas o cortaduras; otras heridas pueden ser las quemaduras y la abrasión originada por algunas sustancias químicas. Cuando esto ocurre, suelen aparecer las ampollas: burbujas de agua y proteínas que se forman bajo una capa de piel muerta.
Muchas personas creen que lo primero que se debe hacer es reventar la ampolla, pero en realidad no debes hacerlo, pues puedes infectar la herida. En su lugar, primero lava la zona afectada con agua y luego cúbrela. En estos casos usa las curas de Leukoplast, porque además de tener una adhesión óptima, también te permitirán ver la evolución de la herida.
En algunos casos, el líquido de la ampolla debe ser reabsorbido por el cuerpo, pero en otros puede que la ampolla se rompa por sí sola. Si esto ocurre, deja fluir todo el líquido, limpia la zona y cúbrela con una nueva tira adhesiva.
Estas recomendaciones te ayudarán a identificar el tipo de herida que tienes y los pasos que debes seguir para tratarlas. Recuerda siempre valorar primero su gravedad y de no requerir atención especial, procura tener a la mano tu kit personalizado para la prevención de heridas de Leukoplast. Con él cerca, asegurarás un tratamiento eficaz y una pronta recuperación para que puedas seguir tus actividades del día a día.
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