POR: TB
La organización Río Arronte y el Consejo de la Comunicación, entre otras organizaciones, presentaron los resultados del estudio “Alcohol y tabaco: Efectos en el desarrollo biológico y emocional en las niñas y niños” y anunciaron la séptima fase de la campaña “No está chido” que busca promover la buena comunicación en las familias y el ejemplo que padres dan a sus hijos, para reducir los riesgos de que los menores consuman alcohol y tabaco.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, la edad promedio en la que los menores empiezan el consumo de alcohol es entre los 13 y 14 años. Ángel Alverde, expresidente del Consejo de la Comunicación, aseguró que el consumo de alcohol y tabaco en infantes nos “debería doler a todos, pues niños que deberían estar descubriendo el mundo están expuestos a sustancias que los dañan”.
Por su parte, el doctor Manuel Ángel Correa Flores, presidente de la Asociación Mexicana de Pediatría, indicó que uno de cada cinco adolescentes de entre 10 y 15 años ha consumido alcohol por estrés o presión social, y enfatizó que el ingerir alcohol o tabaco abre la puerta para el consumo de otras sustancias que son mucho más nocivas para la salud.
Correa Flores enfatizó que antes de los 18 años se forma el modelo de conducta de los jóvenes, por lo que es una edad vulnerable para que adquieran adicciones. Además, el doctor destacó que México ya es el país número uno en obesidad, lo que hace que con el consumo de tabaco y alcohol el panorama de la salud para los menores mexicanos sea mucho peor y complejo.
María Elena Medina Mora, directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que, según el informe, México tiene un consumo per cápita más pequeño que otros países; sin embargo, el problema es que cuando los ciudadanos llegan a beber lo hacen en grandes cantidades.
Además, enfatizó que en la juventud, los jóvenes apenas están desarrollando la corteza frontal y el alcohol puede dañar esa parte del cerebro e informó que datos de 2011 a 2017 indican que el consumo de alcohol entre hombres adolescentes fue alto, pero se mantuvo; mientras que en las mujeres el consumo de alcohol fue alarmantemente cambiante, pues aumentó drásticamente.
Frases como “¡Qué chido sería arreglar cosas como mi abuelo! pero no está chido fumar” o “¡Qué chido sería tener el ritmo de mi hermana! pero no está chido que me enseñe a consumir alcohol”, se incluirán en los promocionales de la campaña y con ellos se buscará que los padres y adultos adopten compromisos puntuales para no promover el consumo de esas sustancias y fortalecer la comunicación con sus hijos.
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